
Los instrumentos provistos de pinchos en su interior eran, y en determinados ambientes aun lo son, predilectos de religiosos automortificantes. Logicamente, los mismos instrumentos servian tambiin para la tortura inquisitorial y punitiva. Su funcionamiento era el siguiente: se cierra en torno a la victima, y rapidamente empezaba a herir y lacerar la carne con cada pequeño movimiento, con cada respiracion. Luego llegaba la infeccion, la putrefaccion y la gangrena. No pocas veces, el verdugo agregaba gusanos carnivoros en la parte descarnada que se introducian royendo hacia el interior del abdomen.
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