lunes, 14 de diciembre de 2009

El cinturon de castidad




Un imperecedero mito popular, aunque recogido en publicaciones académicas, mitifica el uso de este aparato. La opinión tradicional es que el cinturón de castidad se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante largas ausencias de los maridos, y sobre todo - nadie sabe porqué, ya que no hay evidencias documentales que den soporte a tal idea - de las mujeres de los cruzados que partían a Tierra Santa.
Quizás alguna vez, aunque no como utilización normal, la "fidelidad" era de este modo "asegurada" durante períodos breves, unas horas o un par de días - nunca por tiempo más dilatado. Una mujer ceñida de esta manera perdería en breve la vida a causa da las infecciones ocasionadas por acumulaciones tóxicas no retiradas, por no mencionar las abrasiones y laceraciones provocadas por el mero contacto con el hierro; por último, considerar también la posibilidad de embarazo ya en acto.
En realidad, el uso principal del cinturón era muy diferente: el de construir una barrera contra la violación, una barrera frágil pero suficiente en determinadas condiciones: en épocas de acuartelamiento de soldados en la ciudades, durante estancias nocturnas en posadas, durante los viajes. Sabemos por muchos testimonios que las mujeres se colocaban el cinturón por iniciativa propia, hecho que algunas ancianas sicilianas y españolas a recuerdan en nuestros días. Así llega a Plantearse la cuestión: ¿ el cinturón es o no instrumento de tortura? La respuesta ha de ser un inequívoco, puesto que esta humillación, este ultraje al cuerpo y al espíritu, es impuesto por el terror del macho por el temor de sufrir a causa de la agresividad masculina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario